Dibuja en mi cara una sonrisa grande y en el pelo pinta nidos
donde alienten encendidas las caricias.
Cubre mi cuerpo de caminos abiertos al azar, un puerto donde se adentren cansados de aventuras los recuerdos al abrigo del olvido.
Pero no pintes jamás en mis ojos lágrimas que duelan al andar, ni súplicas, ni reproches que me hagan pequeña.
Dibuja en mis manos un saludo cuando me digas adiós